En un reciente suceso en la región de la Vega Baja, en la provincia de Alicante, la Guardia Civil y la Policía Local de San Fulgencio desmantelaron una banda dedicada al hurto de boniatos. Este grupo, compuesto por dos hombres y dos mujeres, con edades comprendidas entre los 51 y 64 años, fue sorprendido in fraganti mientras recolectaba unos 150 kilogramos de boniatos en dos explotaciones agrícolas en San Fulgencio, sin el permiso correspondiente.
La investigación, llevada a cabo por los equipos rurales Roca de la Guardia Civil, culminó a finales de noviembre, cuando las autoridades pudieron identificar y acusar a los miembros de la banda por delitos de hurto y pertenencia a grupo criminal. Las diligencias fueron remitidas a los Juzgados de Instrucción de Orihuela para su posterior proceso judicial.
El caso destaca una problemática creciente en la región: los robos en campos agrícolas. Durante el mes de noviembre, las autoridades recibieron varias denuncias de hurto en fincas agrícolas de la zona dedicadas al cultivo del boniato, un producto de temporada especialmente valorado como sustituto de la patata. En respuesta a estos hurtos, la Policía Local de San Fulgencio y el Equipo ROCA de Torrevieja iniciaron una exhaustiva investigación, que condujo a la captura de los delincuentes a mediados de mes.
Tras la detención, la Guardia Civil devolvió los 150 kilos de boniatos sustraídos a sus legítimos propietarios. Además, en su página web, la Guardia Civil ofrece consejos de seguridad para evitar ser víctimas de delitos contra el patrimonio, resaltando que la información y la prevención son herramientas clave para combatir este tipo de actividades ilegales.
Este incidente resalta la constante demanda de los agricultores por una mayor seguridad en sus campos. A finales del año pasado, asociaciones agrícolas como la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) y la Asociación de Productores de Aguacate (Asoproa) denunciaron robos frecuentes de cosechas. La variedad mayoritaria de aguacates en tierras valencianas, Lamb Hass, aún necesitaba cinco meses para alcanzar la madurez óptima, lo que no ha detenido los robos. Ante esta situación, algunos agricultores están considerando medidas como instalar cámaras en sus explotaciones para disuadir a los ladrones. David Marín, un productor de aguacates en Torreblanca, expresó su frustración al ver cómo los ladrones dejaron muchos de sus árboles sin ningún aguacate, llegando incluso a considerar la posibilidad de abandonar el cultivo debido a estos actos delictivos.
Este caso refleja un problema más amplio de seguridad en las zonas rurales y la necesidad de una mayor vigilancia y medidas preventivas para proteger las cosechas y el sustento de los agricultores. La colaboración efectiva entre la Guardia Civil y las autoridades locales, como se ha visto en este caso, es crucial para abordar estos desafíos y asegurar que los delitos contra la propiedad rural se reduzcan y se castiguen adecuadamente.