En una inusual pero olfativamente potente demostración de descontento, los agricultores franceses han tomado una táctica de protesta bastante… digamos, fragante. En la pintoresca ciudad de Agen, al sur de Francia, la fachada de un edificio administrativo ha recibido un tratamiento de spa completamente natural y orgánico, cortesía de los granjeros locales: un buen chapuzón de estiércol.

Sí, has leído bien. Los agricultores, hartos de las políticas del Gobierno de Emmanuel Macron y de la Unión Europea hacia el sector agrícola, decidieron expresar su descontento de una manera que no puede ser ignorada… ni por la vista, ni por el olfato. Tractores cargados con estiércol y otros “regalos” de la granja se estacionaron frente al edificio administrativo, descargando su contenido en un acto de protesta oloroso pero pacífico.

El mensaje de los agricultores es claro: “No moriremos en silencio”. Esta pancarta, colocada en medio de montículos de estiércol, es un símbolo de su determinación. Estas manifestaciones son una respuesta a una serie de políticas y condiciones que han afectado negativamente al sector agrícola en Francia: altos impuestos sobre el combustible para tractores, la importación de productos baratos de fuera de la UE, el incremento en los costos de energía y la excesiva burocracia, entre otras preocupaciones.

No se trata solo de un capricho rural. Estas manifestaciones reflejan un malestar más amplio que ha llevado a los agricultores de otras regiones europeas, como Países Bajos, Rumanía, Polonia y Alemania, a alzar su voz (y su estiércol) en protesta. Se oponen a lo que consideran medidas restrictivas y desfavorables del Pacto Verde Europeo y el aumento de tasas, así como la competencia de las importaciones ucranianas y los acuerdos comerciales entre la UE y Mercosur.

El futuro del sector agrícola en Francia pende de un hilo, y los agricultores no están dispuestos a quedarse callados (o limpios) mientras las decisiones que afectan su vida y su sustento se toman sin su consideración. Aunque estas protestas son, en esencia, un llamado a la acción y atención, no dejan de tener un toque de humor involuntario. Después de todo, ¿qué mejor manera de llamar la atención que con una buena dosis de humor… y estiércol?

Así que la próxima vez que pases por un edificio gubernamental en Francia y notes un olor peculiar, recuerda: podrías estar presenciando la historia en forma de protesta agrícola. Y aunque el método pueda ser poco convencional, el mensaje es serio y merece nuestra atención.