La demolición reciente del emblemático quiosco El Tintero ha dejado una cicatriz en la identidad de Torrevieja. Este acto se inscribe en un proceso que finalmente se cumplió debido a la Ley de Costas, pero su historia se remonta a 2012, cuando expiró su concesión administrativa. Desde ese momento, el concesionario inició acciones legales para evitar el destino que finalmente se materializó. A lo largo de los años, varios intentos por parte de la administración local para salvar esta construcción icónica se han quedado cortos, desde el exalcalde José Manuel Dolón (Los Verdes), quien en 2019 intentó declararla como bien de relevancia local, hasta el actual alcalde Eduardo Dolón (PP), quien retomó el tema en febrero de 2023, cuatro años después, aunque lamentablemente, mal y tarde, ya que el resultado era previsible.

La desaparición de El Tintero es solo un capítulo más en una serie de ataques contra el patrimonio urbano-arquitectónico de Torrevieja. Esta situación lleva a la reflexión de que la Torrevieja que una vez conocimos está desapareciendo ante nuestros ojos.
Paradójicamente, aquellos a quienes se tildaba de “antiTorrevieja” por defender la protección de las construcciones emblemáticas y la planificación urbana ordenada, han sido testigos de la ejecución de Torrevieja por parte de los gobiernos locales del Partido Popular, quienes, irónicamente, se autodenominan defensores de la ciudad. Esta ejecución ha privado a los habitantes de referencia urbanísticas que antes eran fundamentales en la vida cotidiana.
En los últimos años, hemos presenciado el crecimiento caótico del municipio, sin una planificación adecuada. Mientras ciudades del norte de la provincia, como Altea, Villajoyosa, Jávea o Denia, han sabido combinar el urbanismo orientado al ciudadano con la protección de sus barrios de pescadores y su arquitectura típica, Torrevieja ha seguido un camino diferente. La falta de planificación y la modificación constante del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) por parte del PP han resultado en una ciudad de casi 100,000 habitantes que carece de elementos esenciales de las ciudades modernas, como aceras amplias, áreas peatonales extensas, carriles para bicicletas y espacios verdes.
La Estrategia de Desarrollo Turístico de Torrevieja, elaborada por la Universidad de Alicante en 2018, aboga por la cualificación del patrimonio y la mejora de los servicios a través de la planificación. Sin embargo, el Partido Popular ha optado por proyectos estrella que no abordan los problemas estructurales de la ciudad. Esta falta de visión a largo plazo ha llevado a la pérdida de elementos arquitectónicos urbanos significativos, como las Oficinas de la Compañía Salinera, el Edificio del Nuevo Cinema, la Casa del Sr. López Dols y otros, algunos de los cuales ya no existen o se encuentran en estado ruinoso.
El caso de El Tintero es representativo de cómo los intentos de rescate por parte del gobierno local llegaron tarde y no pudieron evitar su demolición. Esto se repite en otros proyectos, como el muelle Minguez, que también fue utilizado para ampliar un aparcamiento antes de intentar su rescate. En resumen, la falta de acción oportuna y la falta de preservación de la estructura histórica de la ciudad han llevado a la pérdida de su identidad.
En las últimas semanas, se ha revelado un convenio que plantea la desprotección del cuartel de la Guardia Civil por parte del Gobierno local del PP para la construcción de un hotel sin respetar su estructura y fachada originales. Esta noticia solo subraya la falta de consideración por la herencia histórica de Torrevieja.
En resumen, Torrevieja enfrenta un desafío crucial para preservar su identidad y patrimonio urbano. La planificación y la conservación adecuada son esenciales para garantizar un futuro próspero y sostenible para la ciudad. La pérdida de elementos emblemáticos como El Tintero es un recordatorio de que la acción oportuna es esencial para proteger la historia y la identidad de Torrevieja.