Pedro Sánchez - Verificador - Puigdemont

La rendición de Sánchez: un espectáculo en sí mismo

En el teatro político español, el papel estelar parece ser para Pedro Sánchez, que en su última función ha superado las expectativas en el arte de la rendición. Con una habilidad digna de un malabarista, Sánchez ha logrado equilibrar la otitis con la audacia de comparecer en entrevistas donde su único repertorio parece ser criticar al PP, independientemente de la pregunta. ¿Necesitamos un mediador para entender sus respuestas? Tal vez.

Puigdemont dirige desde la sombra

Mientras Sánchez juega a las adivinanzas, Puigdemont, desde su exilio dorado, se convierte en el director de esta obra. Con la sutileza de un elefante en una tienda de porcelana, ha decidido que Suiza es el escenario perfecto para este drama, dejando claro que en esta negociación, él es quien manda. ¿Quién necesita un escenario político cuando puedes tener a Suiza?

El mediador: ¿figura de adorno?

Y luego está el mediador, una figura que parece más decorativa que efectiva. ¿Realmente necesitamos un salvadoreño para solucionar conflictos españoles? Parece que en España, el arte de la conversación se ha perdido hasta el punto de necesitar a un intermediario internacional. ¿Será este el nuevo empleo del futuro en la política española?

La comedia de la política exterior española

Espionaje, el nuevo hobby del CNI

Y para añadir más sabor a esta comedia, tenemos el espionaje español que decide que compartir secretos con Estados Unidos es el nuevo pasatiempo nacional. Mientras tanto, en Europa, Bolaños se enfrenta a Reynders en un duelo que parece sacado de una película del Oeste. Pero, tranquilo, todo se maneja con la cortesía de un baile de salón.

Sánchez y su habilidad para crear conflictos diplomáticos

En este circo, Sánchez parece ser el único que no ha causado un conflicto diplomático… aún. Pero no hay que perder la esperanza, la función aún no ha terminado. Entre mediadores, verificadores y reuniones en Suiza, pronto necesitaremos un tercer mediador para mediar entre los mediadores. ¿Es esto un chiste? No, es la política española.

Sánchez, el autócrata disfrazado

El ataque como mejor defensa

Sánchez, fiel a su estilo, prefiere atacar a la derecha antes que enfrentar sus propios fantasmas. Comparar las negociaciones en Ginebra con los contactos de Aznar con ETA es como comparar manzanas con trenes: no tiene sentido, pero suena dramático. Y en este drama, Sánchez es el protagonista, el autócrata disfrazado de demócrata.

El ‘lawfare’ y la no renovación del CGPJ

Y para rematar, Sánchez nos trae el ‘lawfare’, una palabra que suena más a un invento de ciencia ficción que a una realidad política. Según él, la no renovación del CGPJ es el mayor ejemplo de esto. Pero, ¿no sería más fácil simplemente renovar el CGPJ en lugar de crear teorías conspirativas?

Conclusión: el teatro político español

Entre la comedia y la realidad

La política española parece haberse convertido en una tragicomedia, donde los personajes principales son más caricaturas que líderes. Sánchez, Puigdemont y el mediador son los protagonistas de esta obra que oscila entre la comedia y una realidad preocupante.

El papel del ciudadano en esta farsa

Al final, el ciudadano español parece ser el espectador de un espectáculo que no eligió ver. Entre rendiciones, mediadores y espías, nos queda la esperanza de que algún día, esta comedia se convierta en una historia con un final feliz. Pero, por ahora, la función debe continuar, y nosotros debemos seguir atentos a las sorpresas que nos deparará el próximo acto.