Los agricultores de la provincia de Alicante se enfrentan a un otoño extremadamente seco, con las reservas de agua en niveles críticos debido a los recortes gubernamentales. Esta situación está retrasando el inicio de la temporada de cultivo de hortalizas de invierno y plantea preocupaciones sobre el futuro de la agricultura en la región.

Agricultor Vega Baja

La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) ha tenido que implementar restricciones en el riego para garantizar la disponibilidad de recursos hídricos. Las reservas en los pantanos de la CHS han caído por debajo del veinte por ciento de su capacidad, un 19.8%, y no se vislumbran perspectivas de lluvia en el horizonte. Esto plantea un escenario preocupante para los agricultores, ya que la falta de agua amenaza con afectar gravemente sus cultivos.

José Vicente Andreu, presidente de la Asociación Jóvenes Agricultores de Alicante (ASAJA), señaló que el cultivo de la alcachofa ha experimentado un retraso de más de veinte días debido al calor y la escasez de agua. Las hortalizas requieren condiciones climáticas adecuadas, y la falta de lluvia aumenta el riesgo de ataques de hongos que podrían dañar los cultivos. Además, la CHS aconseja a los agricultores y regantes que adapten sus prácticas de plantación a la disponibilidad de agua. Plantar en este momento implica la necesidad de mantener el suelo constantemente húmedo, lo que podría comprometer la cosecha si no hay suficiente agua disponible.

Las restricciones en la cuenca del Segura implican una reducción del 25 por ciento en el agua de riego, con un 20 por ciento destinado a cultivos tradicionales y un 30 por ciento a cultivos no tradicionales. Mientras tanto, se garantiza el suministro de agua para el consumo humano.

Otro sector agrícola que enfrenta desafíos significativos es la producción de cítricos, que comienza en la primavera. Los recortes en las aportaciones del trasvase Tajo-Segura por parte del Ministerio de Transición Ecológica han llevado a una disminución de cerca de 20 hectómetros cúbicos en las reservas de agua. Esto preocupa a los agricultores, ya que los cítricos requieren niveles adecuados de humedad en el suelo para su desarrollo. El aumento de las temperaturas también aumenta la demanda de agua en este sector.

En medio de estas dificultades, los agricultores miran al cielo con la esperanza de que las lluvias lleguen pronto y alivien la situación en los campos. A pesar de las infraestructuras existentes, la dependencia de la lluvia sigue siendo una realidad en la agricultura. La incertidumbre climática y los recortes en el suministro de agua plantean desafíos significativos para la seguridad alimentaria en la región.